La transición energética es una acción de escala global que se basa en la necesidad de asegurar la sustentabilidad humana en el largo plazo.

Esa sustentabilidad no podrá alcanzarse sin cambios fundamentales en las actuales formas de obtención de energía, que no solo se agotarán siendo insuficientes para una población creciente, sino que han venido contaminando el planeta desde la revolución industrial.  

Tal transición energética comprende re-orientar las políticas para encontrar un equilibrio de la demanda con respecto a la oferta, así como también pasar de la generación de energía centralizada a la distribuida. En un sentido amplio, la transición energética también implica democratizar el acceso a la energía y tender hacia una mayor sustentabilidad.

La necesidad de disponer de energía proveniente de fuentes renovables implica cambios significativos en el estado de los sistemas de energía existentes y comprende factores tales como estructura de sistema energético, su escala y su economía.